lunes, agosto 08, 2011

Peracense 2011: ¡El castillo en poder de un malo maloso!


Aquí estamos, un año más trabajando como herrero en el castillo rojo.



El caso es que, hasta ahora, el castillo de Peracense era de mi señor de Urrea, aunque siempre andaba en disputa con un tal señor Cornel, que de vez en cuando hasta lo conquistaba. Pero oye, que yo, como herrero, que tanto me da quién mande mientras a mí me paguen lo mío y me tengan la fragua bien surtida de hierro y de carbón; que ninguno de los dos señores es demasiado malo (para ser nobles, claro...)


Pero es que ahora...

Ahora la cosa anda bastante revuelta, que parece que un tal Miramamolín (que no es un nombre, que creo que es algo así como un obispo o un cardenal muy importante de los moros) anda muy revuelto por el sur, y los señores de aquí, de Aragón, están todo el día para arriba y para abajo con las historias del Miramamolín éste. Y fíjate si andarán revueltos, que hasta han conseguido que el Urrea y el Cornel se pongan de acuerdo. ¡Que hasta se han abrazado cuando se han juntado todos los nobles en una cosa que llamaban "el concilio de los ricoshombres".

O eso, o mi señor Cornel le estaba afanando la bolsa a mi señor de Urrea, que con estos nobles nunca hay que fiarse.


Y ahí fue donde se empezó a liar, la verdad. Que apareció un noble nuevo, un tal señor de Antillón, y consiguió que todos se enfadaran con todos, y que la mitad de los señores se fueran echándose pestes y diciendo no sé qué de una ordalía al atardecer. Ya se me hacía a mí raro, eso de que un buen cristiano prefiriera guerrear con los otros reinos cristianos de más allá del Pirineo, en lugar de plantarle cara al moro.



Y es que a mí, el tal Antillón ya me tenía con la mosca detrás de la oreja. Que ya el día antes se había pasado por la herrería a que le arreglara un escudo, y mucho prometer dineros, mucho prometer dineros, y que aún los estoy esperando.


Y no sólo eso, que quería que le pusiera un remache nuevo al escudo, y le hizo un agujero empleando lo que yo creo que va a ser brujería.


Para mí que se dio cuenta de que algo sospechaba, y quiso amedrentarme para que no abriera la boca, porque me mandó a uno de sus hombres, un tal Julio de Armenteros, a destrozarme el fuelle. ¡Menos mal que lo fabriqué a conciencia, que si no, fijo que se lo carga!

Lo de la brujería me tenía también bastante preocupado. Yo creo que nos libramos de algún mal de ojo gracias a que el día antes hicimos la procesión de la santa fragua, que evita toda maldición...



... y porque estuvimos rezando nuestras oraciones a la virgen en la capilla del castillo.


Porque, para mí, ese tal señor de Antillón tiene un pacto con el mismísimo Belcebú, que si no, miren sus mercedes lo que pasó con un vulgar candil que llevaba el señor Cornel, que está claro que lo poseyó algún demonio del Averno y lo hizo estallar en llamas.

Menos mal que invocamos a San Jorge para acabar con ese demonio, que si no... a lo peor acabábamos todos los buenos cristianos como el candil en cuestión: socarrados perdidos por las llamas que mandó el mismísimo Satanás.


Además, estoy seguro de que Antillón, aliado con el diablo, lanzó algún embrujo para encantar a los paladines que le defendieron en la ordalía, que estaba claro que alguno de ellos era fiel, y bien fiel, a mi señor de Urrea; y sólo las fuerzas de la oscuridad, que le nublaron el entendimiento, le hicieron luchar por el de Antillón. Pero no se puede engañar al Altísimo, y al final fue el señor de Urrea quien ganó el juicio de Dios, e hizo jurar fidelidad al de Antillón.


Pero ¡Ay, de quien confía en los juramentos de brujos y herejes! Que parece ser que el de Antillón ya se había conchabado con uno de los guardias de la fortaleza, un arquero que estaba apostado ¡en la torre que está encima de mi propia fragua! Y, sin más que una seña...


...el felón intentó asesinar a mi señor de Urrea de un certero flechazo ¡del que sólo le salvó la intercesión de su antiguo enemigo, el mismísimo Ximeno Cornel!


Y aunque está escrito que mi señor de Urrea ha de caer asaetado por la flecha de un arquero, esta vez escapó a su destino, y envió a sus guardias a acabar con el arquero.

Evidentemente, llegaron tarde: yo no estoy dispuesto a permitir que vayan matando gente desde lo alto de la torre que está sobre MI forja. Vamos, como quien dice, desde MI propia torre. ¡Faltaría más! ¿Y con todas las armas que tengo recién terminadas, esperando a ser entregadas? Me apresuré a rebajar palmo y medio de altura al arquero traidor.



Pero claro, la cosa entre los nobles no quedó ahí: que si vos me ha querido asesinar; que si vos lo único que queréis es bajar al moro a por lo de siempre; que si ya me dijo doña Urraca que vuestra virilidad deja mucho que desear; que si vos qué sabréis, que nunca habéis conocido hembra, que sólo habéis conocido varón; que si vuestra madre doña Sancha era una barragana de pocos dineros... Vamos, que la cosa acabó de la forma habitual: batalla campal. Y justo debajo de mi fragua, claro. Con el suelo recién barrido.



Y traición va, traición viene... acabó ganando el castillo mi señor de Antillón. Y lo primero que hizo fue traerse a Urrea a pescozones a mi fragua, para engrilletarle. Algo que, por supuesto, hice sin chistar, que seguro que ya caerá el otro, y será él el que se vea con las muñecas encima de mi yunque mientras le remacho los grillos.



Aún así, mientras tanto, es triste ver como este aliado de Satanás entrega al Maligno las gloriosas reliquias que se custodiaban en este castillo. Porque, como toda la cristiandad sabe, es aquí donde está el mismísimo Santo Grial, custodiado por la orden de los Calatravos. Y es que fue llegar el castillo a manos de Antillón, y algo hizo echar en la comida, que los Calatravos no se vieron con fuerzas de subir a custodiar la reliquia...


...y rápidamente fue robado por unos señores de tierras valencianas. ¡Qué contentos que estaban con su sacrilegio!


Pero no se preocupen, que estos nobles se pasan todo el día igual, y seguro que el año próximo cambian las tornas.





Y ahora, las...

TOMAS FALSAS y CURIOSIDADES

La procesión de la Santa Fragua, recogiendo la tierra del cajón después de que se les volcara a medio camino.


Vaya... Parece que el herrero también tiene un pacto con el diablo...


En Peracense 2010 me otorgaron el premio al más obsesivo al mejor jugador de rol al más metido en su papel: una bonita jarra de cerámica turolense. Un año que llevamos jugando al ratón y al gato esa jarra y yo, hasta que por fin me la han entregado este año.


Como todos sabemos, la recreación consiste básicamente en subir y bajar cuestas cargado como un burro. Pero lo de este castillo es que no tiene nombre.


No tengo yo muy claro que esto de la permanente sea un look que me favorezca.


A ver, que no me entero... Después de esta frase ¿era liarnos a espadazos, o darnos un beso con lengua?


Uhmmm... ¿Gangsta rap?


¡Ay, la virgen!


¡Ah! ¡Muerto soy, víctima de mi propia espada!


¡Joaquín, pásame otro botellín!


Mis señoras ¿qué son esos extraños aparatos que portan entre sus manos?